viernes, 29 de abril de 2011

Pedro y las señales de su ciudad

Cuentan que una vez, las señales de tráfico se enfadaron y se fueron de la ciudad durante un tiempo. Primero, se fueron las de peligro (PELIGRO, HAY UN SEMÁFORO); luego las de prohibición (PROHIBIDO EL PASO, PROHIBIDO APARCAR); las de información (PASO DE PEATONES, APARCAMIENTO), también las de obligación (SENTIDO OBLIGATORIO), las de prioridad (STOP) y los semáforos.


Todas las señales abandonaron la ciudad, ¿pero por qué?, ¿qué les había pasado?, ¿volverían algún día? Esto fue lo que se preguntó la gente el día que vieron marcharse al último semáforo y vieron que la ciudad era un caos. ¡Pííííííííííííí´!- sonaba el pitido de los coches, porque se había producido un gran atasco. Y entre tanto ruido estaba Pedro dirigiéndose al cole en compañía de su mamá. Pedro tenía 5 años y su mamá lo llevaba todos los días al colegio en coche porque estaba muy lejos su casa. Pero esa mañana era distinta a las demás, no había manera de llegar, ¡menudo atasco! Así que se bajó del coche cuando su mamá aparcó, se dirigió al colegio de la mano de esta y le preguntó a su seño qué había pasado. Esta le respondió que las señales se habían marchado porque estaban enfadadas ya que casi nadie las respetaba. Unos se saltaban los pasos de peatones, otros los semáforos, los stop, etc. Por eso habían decidido marcharse a otra ciudad donde la gente mostrara más respeto.
       Pedro pensó que tenían que hacer algo y no quedarse parados, si no habría más accidentes, más atascos y se tendría que ir a otra ciudad. Por eso se lo comentó a su seño, que reunió a los demás compañeros y decidieron entre todos ir en busca de las señales en un autobús. Cuando el autobús llegó a la puerta del colegio se subieron en él y salieron del lugar dirigiéndose a la siguiente ciudad. ¡Qué diferencia de ciudad! ¡Qué orden! Allí estaban las señales de tráfico, que se habían ido de su ciudad y eran muy felices. Pedro se acercó a un semáforo que en ese momento indicaba que permanecieran quietos los peatones (PEATÓN ROJO) y le preguntó: “¿Cómo podemos hacer que volváis? “La señal le respondió: “Nos hemos ido porque no nos respetáis, todo el mundo se salta mi semáforo y ya estoy harto”. Pero os voy a dar una última oportunidad y si lo logras convenceré a las demás señales y volveremos a tu ciudad, dejando a algunas aquí para que esto siga igual.
-          ¿Y qué tengo que hacer- preguntó Pedro.
-          Es muy fácil, sólo tienes que escribir un cuento sobre señales, en el que vengan todas las normas que tienen que cumplir para poder conducir por todos los sitios y repartirlo a todos los ciudadanos – respondió el semáforo.
-          De acuerdo, pero como tengo 5 años y estoy aprendiendo a leer y a escribir le pediré ayuda a mi seño y a mis compañeros y lo escribiremos entre todos.- dijo Pedro.
Total que se lo contó a los demás y volvieron a su ciudad a escribir el cuento. Era tan bonito que todos los habitantes lo leyeron, cumplieron las normas, las señales volvieron y reinó de nuevo la paz en esa ciudad ¿Y sabéis dónde está ese cuento? Pues en las autoescuelas, donde la gente va a leer el cuento en el cual aparecen todas las normas que hay cumplir para que las señales de tráfico no vuelvan a irse nunca más.
       Y colorín, colorado, te cuento otro si este te ha gustado.

Comprensión Lectora

1-   Contesta.

Lee en voz alta el primer párrafo del cuento. Tus compañeros te dirán qué tal lo has hecho.


- ¿Por qué se van las señales de tráfico? ¿Dónde se van?


-  ¿Qué hizo Pedro al ver lo que estaba sucediendo?


-  ¿Con quién habló para intentar solucionar el problema?


¿Qué condición puso el semáforo a Pedro?




0 comentarios:

Publicar un comentario